AdWords Express

jueves, 2 de noviembre de 2017

Semana de celebración


Yo Nezahualcóyotl lo pregunto:

¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?

Nada es para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
Aunque sea de jade se quiebra,
Aunque sea de oro se rompe,
Aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra:

Sólo un poco aquí.
Días ajetreados, días de color, noches de luces, noches de aromas, días y  noches que compartir. Fiestas que celebrar, gozar de la vida, descansar en la muerte, celebrar las vidas de los que partieron. Reconocerse en cada historia, en cada persona que ha partido y permanece en nuestro corazón, en nuestra memoria, presencias silenciosas que nunca se van y nos llenan de calor, de amor, de recuerdos buenos por encima de los malos.

El fin de la vida y la certeza de que ahí se detiene un ciclo, para... no sabemos qué sigue, dependiendo de nuestras historias, de nuestras creencias, de nuestros conocimientos, incluso de nuestras esperanzas, pretendemos dar certeza a algo que si bien es natural, es temido por muchas personas, recibido con gusto por otras. Unos/as lloran la partida, otros/as celebran la vida.

Duelen las partidas, unas más que otras, tenemos la posibilidad de llorar esa partida y regodearnos en el dolor de la ausencia o bien, sí llorar y lamentarse ("un ratito") y luego celebrar a la vida, nuestra vida y la de quien se fue. Tenemos la oportunidad de agradecer por el tiempo compartido, por las risas, por los llantos, por las alegrías, por las tristezas, por lo chistoso y por lo que no.

¿Cómo celebras a la vida? ¿Cómo agradeces la vida que tocó la tuya? ¿Cómo te reinventas hacia el futuro? Personalmente he aprendido que hay que dejar ir, que hay que quedarse con lo que dio sentido a tu vida a través de las presencias silenciosas, de los recuerdos, de las historias compartidas. Hay que dejar ir para dejar existir en nosotros a quienes se fueron antes, hay que dejar ir para recuperar los mejores recuerdos y volver a vivir.

¿Quién no sentados/as en la sobremesa de una comida familiar se ha quedado recordando a la abuelita, a la bisabuela, al tatarabuelo? ¿Quién no se ha reído de las anécdotas familiares que van pasando de generación en generación? ¿Quién no ha escuchado historias maravillosas que vienen del pasado a calentar nuestro corazón?

Conforme pasa la vida, nuestra lista de presencias silenciosas crece, seguro que quien llegue a viejo/a, lo hará con una lista más grande de ausencias conformada de vidas de quienes nos antecedieron o que pertenecen a nuestra generación. Seguro tenemos que aprender a mirar el presente y disfrutarlo, a mirar al futuro con el mínimo posible de incertidumbre.

________________________

El pasado lunes me fui de excursión al pueblo de Santa Anita a buscar cempazúchil, volví a casa contrariada ¡no hallé más que dos lugares! en uno había dos ramos moribundos y desgarbados, en el otro, creo que ni a ramo llegaba. Regresé hacia el Camino viejo a Colima, segura de que habría flores por todos lados en mi recorrido ¡sólo encontré un lugar y era un desastre! Seguí mi camino y conforme me alejaba de casa, más me entristecía. Volví al hogar malhumorada y desilusionada. Ahora sé que la tradición y las costumbres no se muestran en López Mateos Sur. Días antes había dos camionetas con calabazas, brujas y calaveras de barro que luego aparecían pintadas, seguro el vendedor se aburría y se ponía a acicalarlas.

El martes me dije "no batalles, vete a Santa Tere", así lo hice, y fue un placer ver flores alrededor del mercado y en sus inmediaciones, el aroma y el color se hicieron presentes y recuperé la fe en la continuidad de nuestras historias y tradiciones. Fui al puesto de la esquina al que suelo ir cada año, conseguí a buen precio mis amadas flores de 400 petalos (cempazúchil), un ramito de cordón de obispo; conseguí también un poco de copal y unas calaveritas de azúcar ¡tres! en 10.00 pesitos cada una.

Ya tenía picado el papel de china, como cada año lo hago, no sabía muy bien dónde y cómo lo iba a hacer, yo creo que mis presencias silenciosas me guiaron pues una vez que comencé, cada elemento fue quedando de manera armoniosa y linda. No puse fotos, mi altar está dedicado a todas esas personas que tocaron mis vidas y dejaron en mi algo valioso y hermoso.

El altar de casa, este año, es una celebración a la vida, es sencillo y
colorido, lleno de amor y agradecimiento, segura de que soy acompañada y cuidada por esas personas que me quisieron y estuvieron a mi lado en distintos momentos de sus vidas y de la mía.

Música de hoy: