Reír a menudo y mucho; ganar el respeto de gente inteligente y el cariño de los niños, conseguir el aprecio de críticos honestos y aguantar la traición de falsos amigos; apreciar la belleza; encontrar lo mejor en los demás; dejar el mundo un poco mejor, sea con un niño saludable, una huerta o una condición social redimida; saber que por lo menos una vida ha respirado mejor porque tú has vivido. Eso es tener éxito.
Ralph Waldo Emerson
Somos parte de una generación que creció bajo reglas estrictas, que observó cómo las generaciones posteriores, fueron perdiendo el rumbo y "tirando la cuerda" ante los retos del día a día, desaprendiendo la importancia del respeto y de cómo las disciplina daba un camino que aunque no nos gustara, nos daba claridad y dirección.
Somos una generación compleja, que ha debido aprender a moverse en dos mundos: ese de juegos, de retos, de bicicletas, de libertad en muchos sentidos y ese otro que nos sorprende por su ligereza y descuido en muchos aspectos del desarrollo del ser. Aprendimos la letra palmer (la de piquitos) pero nos encontramos con la borágine de la tecnología que nos ha exigido correr para no perdernos en el intento y mantenernos vigentes.
Nuestros hijos van concretando sus caminos, andan, se tropiezan, se detienen y, en muchos sentidos, debemos observar y acompañar sabedores de que no podemos vivir sus vidas y que sólo podemos caminar al lado de ellos. Desde que nacieron, sabemos que no podemos, ni debemos ponerlos en una cápsula de cristal irrompible: se tienen que elevar, se deben de caer, se deben reinventar.
¿Nosotras? ¿Nosotros? hoy por hoy, debemos reinventarnos y recrear nuestras vidas con los hijos yéndose o a punto de irse, de volar y hacer sus propias vidas sin la mirada pendiente de "los grandes" (así nos decían los hijos) y ¿luego? ¿qué hacer con el tiempo que ahora "nos sobra"?
Primero que nada, pensemos en nosotras, nosotros, ¿qué queremos recuperar? (dejamos de ser "yo" para ser ellos), es más, hasta perdimos nuestros nombres para ser "el papá de... o "la mamá de... ¿Qué quisimos hacer por años y no nos fue posible porque había prioridades en torno al bienestar de nuestros vástagos? ¿Ese viaje que nunca hicimos por mil y una razones y que ahora podríamos realizar? ¿Esa clase, esa conversación, esa ida al cine, esas ganas de hacer cosas en las que explote la imaginación y la creatividad? ¿Esa experiencia que hemos ido postergando?
Somos una generación en la que nos enseñaron a obedecer y pocos y pocas nos atrevimos a ser diferentes; para los "niños" estudiar era el horizonte para ser "hombres de bien capaces de sacar adelante dignamente a una familia"; para "las niñas" debíamos esperar a encontrar al hombre que nos sacaría de la penumbra de nuestras tristes vidas de solteras" ¿tristes? Somos de una generación en la que el hombre mandaba y la mujer obedecía; sin embargo, somos una generación que se dio permiso de vivir la vida de maneras distintas, de mirar el mundo y comprenderlo bajo numerosas interrogantes que a muchos nos significó ser distintos(as) y ser vistos(as) como "inadaptados(as)", "locos(as)", "perdidos(as)", "desubicados(as)".
Hoy volvemos a soñar por y para nosotros y nosotras y queremos escribir, queremos aprender, queremos seguir trabajando con dignidad y respeto, SIN DISCRIMINACIÓN, sin intranquilidad; queremos, necesitamos reinventarnos y significarnos como seres capaces y en pleno uso de nuestras capacidades, especialmente de nuestra EXPERIENCIA, sin recibir miradas de displicencia, sin ser rechazados por "costosos" o simplemente dejar de ser una posibilidad.
¿Qué experiencia te gustaría que construyeramos juntos y juntas?
